La medicina es
a la vez una ciencia y un arte. La ciencia estudia lo que puede ser observado y
medido, un médico competente reconoce los signos de una enfermedad y sabe cómo
sanarla. Pero la medicina científica tiene sus límites, en particular con
respecto a la individualidad, cultura, religión, libertad, derechos y
responsabilidades del ser humano. El arte de la medicina incluye la aplicación
de la ciencia y tecnología médicas a cada paciente, familia y comunidad,
ninguno de los cuales son idénticos. Con mucho, la gran parte de las
diferencias entre las personas, las familias y las comunidades no es
fisiológica y al reconocer y abordar estas diferencias las artes, las
humanidades y las ciencias sociales, junto con la ética, pueden tener un rol
importante. En realidad, la ética misma se enriquece con las informaciones de
estas otras disciplinas; por ejemplo, una presentación teatral de un dilema
clínico puede ser un estímulo más fuerte para la reflexión y análisis éticos
que la descripción de un simple caso.
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